Ocupar su tiempo libre, crearse una obligación, formarse para
encontrar un empleo o aprender la lengua del país donde residen son
algunas de las causas por las que muchas personas se apuntan a los
cursos de adultos que organiza el Ajuntament de Palma. En la
edición de este año, un total de 1.462 personas disfrutan ya de
estas clases, que se imparten de octubre a febrero. El 71 por
ciento de los alumnos son mujeres. En cuanto a su situación
laboral, el 47 por ciento de los alumnos están trabajando mientras
que el 35 por ciento se encuentra en paro y el 7 por ciento son
jubilados. Además, el 65 por ciento son estudiantes entre 25 y 44
años de edad; tan sólo un 4 por ciento son mayores de 64 años.
La metodología que se utiliza en este taller se basa en la puesta
en escena de situaciones cotidianas para que los inmigrantes puedan
desenvolverse con soltura en situaciones de su día a día. Por esta
razón, prima la enseñanza oral, aunque también aprenden las
estructuras gramaticales del lenguaje. Según Rufi Jiménez,
profesora de estos cursos, «si una persona es comunicativa aprende
antes. Las personas tímidas son las que menos aprenden. Para
aprender un idioma hay que soltarse».
Entre los diferentes cursos que se imparten, el de «Español para
extranjeros» tiene una gran demanda debido a la avalancha de
inmigración que ha experimentado la Isla en estos últimos años.
Estas clases están agrupados por niveles y además hay un grupo
específico de mujeres magrebíes.
Estas clases acogen personas de distintas nacionalidades, desde
alemanes e ingleses hasta rusos, búlgaros, coreanos y letones. «Lo
bonito de estos cursos es que hay tantas nacionalidades que se
enriquecen los unos a los otros», señala Joana Mateu, coordinadora
de los cursos de Formació Bàsica.
David Anderson es de Irlanda. Después de tres años viviendo en
la Isla, ha decidido aprender español porque tiene ciertos
problemas a la hora de comunicarse en tiendas, restaurantes o en el
médico. Por su parte, la alemana Julia Egle, recién llegada a
Mallorca, ya tiene ciertas nociones de español porque estudiaba con
su hermana y asegura que «es un idioma relativamente fácil
comparado con el alemán». Ania Dzrura es de Polonia y lleva un año
viviendo en la Isla. Tiene un hijo de cinco años y asegura que ya
habla más que ella, «además tengo problemas a la hora de
comunicarme con sus profesoras».
Para acceder a este curso, el Ajuntament no pide papeles de
regularización. Los inmigrantes interesados sólo deben pagar 36
euros que en el caso de ser una persona en paro o con familia
numerosa, se le serán devueltos si acaba el curso.
Samantha Coquillat
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