El encuentro que mantendrán mañana el president del Govern,
Jaume Matas, y el secretario general del PSOE, Francesc Antich,
debería servir de una vez por todas para que Govern y Gobierno
dejen a un lado viejos agravios y reconduzcan su relación política
sobre la base del acuerdo. Si el Gobierno consideraba que Jaume
Matas se había extralimitado en la ejecución del convenio de
carreteras tiene todo el derecho del mundo a denunciarlo, como
finalmente ha hecho. Pero si el Govern cree que actuó con absoluta
legitimidad, también tiene motivos más que suficientes para
reclamar su cumplimiento por vía judicial. Y será un juez quien
decida qué institución tenía razón.
Pero mientras los jueces hacen su trabajo, los políticos deben
seguir haciendo el suyo que, en este caso, no es otro que acabar de
una vez por todas con la crispación política para ponerse a buscar
soluciones a los problemas de Balears. La reunión de mañana debería
abrir el camino para que Matas y Antich pacten las más que
necesarias inversiones del Gobierno en las Islas.
Con pleito o sin pleito por las carreteras, lo que sí es cierto
es que Balears necesita inversiones viarias y, sobre todo,
ferroviarias. La decisión adoptada por el Congreso de los Diputados
de instar al Gobierno a que firme un convenio de ferrocarril con
las Islas es un buen síntoma que ahora deberá concretarse en
realidades. Por ello resultaría inaceptable, como aseguran los
responsables del Govern, que Madrid condicionara estas inversiones
a que el Govern no presente el recurso sobre carreteras. La
confrontación política no debe servir de excusa para que el
Gobierno no invierta en las Islas. Estaría bien que Jaume Matas y
Francesc Antich lo tengan claro en su decisivo encuentro de
mañana.
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