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«El hecho de que una persona deje escrito en su testamento vital que quiere ser donante de órganos no garantiza que la donación se vaya a efectuar, porque siempre es la familia la que tiene la última palabra en este caso» afirmó ayer el presidente el comité de ética del Hospital de Navarra, el doctor Koldo Martínez.

«Aunque se haya dejado escrito en el testamento vital que la persona que acaba de fallecer quiere ser donante de órganos, si la familia se niega a ello, creo que, por ética no se debería proceder a la donación», apostilló el presidente del comité de ética del Hospital de Navarra.

Esta afirmación de Martínez fue efectuada en el transcurso de la «II Reunión nacional de coordinadores de trasplantes y profesionales de la comunicación» que ayer concluyó en Zaragoza, organizada por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) con el apoyo del Gobierno de Zaragoza y de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).

Martínez recordó que algunas comunidades autónomas, como es el caso de Balears, están tramitando la aprobación de una legislación que regule el testamento vital o de últimas voluntades que garantice que se respeten las últimas voluntades de una persona una vez que ésta haya fallecido.

El testimonio de Koldo Martínez fue apoyado por muchos de los asistentes a la jornada, la mayoría de ellos coordinadores de trasplantes de las distintas comunidades autónomas -Balears ha contado con representantes de la Conselleria de Salut i Consum, y de la Fundació Banc de Sang i Teixits- y por representantes de medios de comunicación procedentes de las distintas autonomías.