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Las hierbas aromáticas se encuentran en su mejor momento para la elaboración artesanal del licor de hierbas mallorquinas en sus modalidades de dulce, semi y secas.

No es tarea fácil. Se trata de saber dónde encontrarlas, y manos expertas que sepan con que mesura mezclarlas para que el resultado sea óptimo.

En la clastra de Son Termens, Guillem Negre de Can Real, y Vicente Fortea, sabiduría y juventud interesada en perpetuar la tradición se unieron para elaborarlas en directo para Ultima Hora. En esta oacasión tuvieron un ayudante de excepción, el propietario de Son Termens, José Zaforteza, que se sumó a la elaboración de las botellas para su propio consumo.

Y en silencio para no liarse empezó el relleno de las botellas con herbasana, moraduix, taronjí, ginebró, cusiada, señorida, vauma rosa, romaní, fonoi, menta, camomila, tila, hierba luisa, hojas de nogal y limonero, nuez verde, cáscara de limón, y granos de café.

Para las secas emplearon la exquisita cazalla mallorquina Tres Caires; para las semi, mitad de esta misma cazalla y mitad de anís dulce (chinchón o Marie Brizard) y para las dulces una parte de cazalla y tres de anís.

Guillem Negre indicó que «lo recomendable es consumirlas a partir de los seis meses de maceración. No incorporo ruda ya que al ser muy fuerte puede 'matar' ebouquet de las otras hierbas. En otras zonas de Mallorca incorporan mata en poca cantidad y un brotecito de pino u olivo. A mí me las enseñó a hacer mi padre, Martí Negre, de Bunyola, que tenía el café 'El Día' con quien solía ir a buscar las hierbas por el campo y luego hacerlas para el bar».

Amalia Estabén