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No fue un domingo típico de verano. Las nubes, la lluvia y las temperaturas se encargaron de transformar un día de sol y playa en una jornada gris meteorológicamente hablando. El Instituto Nacional de Meteorología ya había anunciado cielos con intervalos nubosos, con probabilidad de precipitaciones débiles, temperaturas en ligero descenso y vientos de componente nordeste, de flojos a moderados, con intervalos de brisa en Mallorca. Y la predicción se cumplió.

El resultado fue la imagen de playas vacías. Sólo unos pocos se atrevieron a pisar la arena hasta que la lluvia de la tarde les sorprendió. Muchos aprovecharon ese momento para regresar a casa, otros en cambio decidieron comer en algún restaurante de la zona, mientras que los más románticos dieron un paseo bajo el paraguas. Fue un atípico domingo de julio. Las primeras horas de la mañana, debido al descenso de las temperaturas, fueron aprovechadas por los más deportistas para hacer footing, ir en bicicleta, patines o patinete o sacar a pasear al perro.

Numerosas familias disfrutaron de la mañana, hasta que la lluvia hizo su aparición estelar, dando un paseo por los rincones más característicos de Palma como la Catedral, el Passeig Marítim o el casco antiguo. Los más pequeños de la casa se sumaron a este paseo pero con la decepción de no haber podido disfrutar de una jornada de juego en la playa. Su único consuelo era probar suerte en días posteriores. Por la tarde, el tiempo mejoró pero muchos tuvieron pereza de ir a la playa y decidieron esperar al próximo fin de semana.

S. Coquillat