Para muchos, el verano es sinónimo de diversión y de desconexión
de sus estresantes ocupaciones durante unos días. Para otros, en
cambio, empiezan sus duras jornadas laborales en estos meses de
vacaciones. Es el caso de los currantes de verano, que se dedican a
atender a un público mayoritariamente extranjero durante este
período estival. Nadie conoce mejor que ellos las estadísticas
veraniegas y todos coinciden en que el verano se presenta más
tranquilo y con menos incidentes que otros años.
Julián Fresnera, conductor del tren turístico, dice que los
trenes cada vez van más vacíos. Fausto Bencivenni, Dolores Pizarro
e Isabel Villar son camareros y opinan que se nota que hay menos
turistas en la Isla. Por su parte, Natalia Erilina trabaja en una
heladería desde hace cuatro años y también afirma estar más
relajada este año. Daniel Longobuscco, hamaquero, considera extraño
cómo ha bajado el turismo en poco tiempo.
Pero no todos los currantes de verano opinan que esto sea
beneficioso; es el caso de Lisa Bianco, dependienta de una tienda
de souvenirs, Manuel Hernández, encargado del alquiler de las
bicis, o Pedro Bañecil, uno de los conductores de las galeras, que
piensan que el hecho de que haya menos turistas provoca menos
clientes en sus negocios, y, por supuesto, esto es perjudicial para
ellos. En cambio, Malen Pons y Andi Pozo, vigilantes de Cruz Roja
en la playa, están encantados de no tener tantos altercados como el
verano anterior.
Ana Mena
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