Han sido cuatro días de visitas a más de 20 complejos
vacacionales propiedad de capital balear, contactos con directores
generales de cadenas hoteleras, representantes de zona y directores
de establecimientos, así como reuniones con representantes de la
Asociación Hotelera de Cancún y Quintana Roo (Riviera Maya), todo
ello para perfilar los daños causados por el huracán «Emily», que
asoló esta zona el 17 de julio por su violencia, categoría F-4 en
la escala Zafiro-Simpson de 1 a 5.
La virulencia con que asoló el huracán esta zona vacacional
mexicana ubicada en Yucatán pilló por sorpresa a todo el mundo,
pero las medidas preventivas adoptadas lograron minimizar sus
efectos, de ahí que en menos de diez días la mayoría de estos
complejos han logrado recuperar la normalidad en cuanto a
servicios, ventas en el extranjero y estructuras dañadas.
El ojo del huracán, que superó los 280 kilómetros en cuanto a la
velocidad del viento con olas de hasta 9 metros, pasó próximo a la
zona de Tulum, donde se encuentran los complejos de Oasis, Bahía
Príncipe, Palladium (Fiesta Hoteles) y Barceló. El espectáculo en
cuanto a vegetación es dantesco en las zonas por donde transcurrió
el huracán, siendo en los enclaves de Port Aventuras y Akumal donde
su impacto fue brutal, como así lo puede constatar un complejo de
Catalonia Hoteles, que ha quedado prácticamente inoperativo, así
como el Oasis Akumal.
El presidente de la Asociación Hotelera de Quintana Roo, Jesús
Almaguer, afirma que el «Emily» afectó a un total de 9.500
habitaciones de las 55.000 que hay que Cancún-Riviera Maya. «En
estos momentos ya se han logrado recuperar 6.000 y el resto de
habitaciones estarán operativas en septiembre. La ocupación
hotelera se ha recuperado de forma muy rápida, puesto que hemos
pasado del 70 por ciento tras el paso del huracán al 94 por ciento
que impera ahora. Y aquí, hay que alabar la rapidez de actuación de
los grupos turísticos y cadenas hoteleras con capital balear,
puesto que han dado una lección de cómo hay que actuar ante una
situación de estas características, pese a ser la primera vez que
muchos de sus ejecutivos vivían en directo el impacto de un huracán
de F-4», puntualiza. Almaguer reconoce que el Gobierno mexicano ha
tenido muy claro lo que tenía que hacer en este enclave tras el
paso del «Emily», «más aún siendo la zona turística que más
beneficios económicos y fiscales reporta a las arcas estatales, de
ahí que se han asignado todo tipo de medios humanos y materiales
para normalizar la actividad y generar el clima de confianza y
seguridad que necesita una zona turística. El gobernador de
Quintana Roo, Félix González, ha estado desde el primer momento
encima para agilizar todos los trámites. Tanto es así, que se
asignaron 1.500 empleados para restablecer el tendido eléctrico en
un tiempo récord, pese a que los complejos hoteleros disponen de
grupos electrógenos».
Asimismo, el hecho de que ninguno de los clientes alojados en
estos complejos, más de 20.000, sufriera daño alguno, «realza aún
más la labor preventiva que han hecho los hoteleros de Balears,
puesto que han sabido coordinar a la perfección y ejecutar los
manuales de procedimiento que imperan en caso de huracanes, los
cuales se van a actualizar e incluir todos aquellos aspectos que
los mejoren, puesto que ahora se cuenta con más experiencia. La
verdad, es que se ha dado una imagen muy positiva como zona
turística, así como de seguridad, y sólo queda esperar que se
alcance el cien por cien de actividad en el menor tiempo posible»,
afirma Jesús Almaguer.
Y como en toda catástrofe, también hay que reflejar actos
heroicos, como el de trabajadores de complejos hoteleros
mallorquines que tuvieron que jugarse la vida en el momento en que
pasaba el huracán para tener que ocuparse de escapes de gas, con el
fin de evitar males mayores. Lo que sí hay que constatar es que en
diez días se ha logrado recuperar la normalidad, aunque hay
edificios a base de palapas que están destrozados y necesitarán
entre quince y treinta días para poder reconstruirlos. Al ser un
enclave con mucha vegetación, la imagen de destrucción es más que
manifiesta, pero los equipos de limpieza han logrado devolver la
normalidad a un enclave que nunca olvidará el paso del huracán
«Emily».
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