Calarse un sombrero mejicano aprovechando un viaje a la Rivera
Maya será, previsiblemente, el gesto más transgresor que un
político de Balears haga este verano. México es el destino elegido
por el presidente del Parlament, Pere Rotger (PP) para sus
vacaciones. No viajará solo. Irá con su esposa y uno de sus hijos.
Del 5 al 19 de agosto. Quien también pondrá tierra de por medio
será la consellera de Cultura del Consell, Dolça Mulet, que ha
elegido la siempre exótica Kenia. Las vacaciones no están reñidas
con el aprendizaje y por ello el vicepresidente del Consell, Miquel
Nada, ya está en Escocia mejorando su inglés. Ha viajado solo, pero
pronto le acompañará su familia. En cuanto al resto de los
políticos consultados, todos se quedarán por las Islas. El
president Jaume Matas dio libre a su Govern a partir del 29 de
julio. Matas tiene una serie de actos previstos y veraneará en su
casa de la Colònia de Sant Jordi. Veladas familiares y citas con
amigos, incluyendo políticos del PP. Prevé alguna salida al mar y
alguna estancia en Menorca.
Menorca es paso obligado para políticos de diferente ideología.
Quizá por eso, tampoco Joana Barceló, presidenta insular, se toma
vacaciones más allá de los típicos «días sueltos». Por Menorca se
dejará ver Francesc Antich (Carles Manera y la diputada Aina Salom
tienen allí casa y el ex president acude siempre que puede), que
meterá varios libros en su maleta. La consellera de Presidència,
Rosa Puig pasará unos días (del 19 al 24 de agosto) en Menorca.
Antes habrá viajado a Argentina, aunque en visita oficial. Lo que
de verdad le gustaría, confiesa, es volver a la India. Le
impresionó un viaje a las zonas donde la Fundación Vicente Ferrer
desarrolla varios proyectos. La otra «rosa» del Govern, la
vicepresidenta Rosa Estaràs se queda en Valldemossa y representará
al president en los eventos oficiales a lo que éste no acuda. El
portavoz popular en el Consel de Mallorca, Fernando Rubio es uno de
los «portavoces» de guardia del PP. Por eso ha consumido ya la
primera parte de sus vacaciones, al otro extremo del mapa de
España, en una finca de Cáceres, a mitad de julio. Tiene previsto
algún viaje a Menorca. El conseller Jaume Font no descarta Menorca
pero lo que de verdad de apetece es un «minicrucero» por el
mediterráneo.
La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar,
nunca se toma vacaciones en agosto. Espera a que pase la «diada de
Mallorca», en septiembre, y antes de que se celebre el debate de
política general del Parlament (generalmente en octubre) se va de
vacaciones dos o tres semanas. Catalina Cirer, la alcaldesa de
Palma, se toma con filosofía el hecho de no tener vacaciones. Se
quedará en su despacho del Consistorio. «Me quedaré trabajando con
humor en el despacho de Alcaldía, con el aire acondicionado puesto
y una neverita llena de cocacolas», dice. El «turismo interior» es
la propuesta que espera al portavoz parlamentario del PSM, Pere
Sampol, que se refugiara en su casa de Montuïri, un balcón
imprescindible para disfrutar del cielo estrellado en las noches de
estío o para disfrutar de los fuegos artificiales durante las
fiestas del municipio, para Sant Bartomeu. «Como puede verse, una
vida de aventuras», ironiza. El delegado del Gobierno, Ramon
Socias, afirma que él no se puede ir de vacaciones en agosto ya que
como responsable máximo de la seguridad tiene que velar por la
seguridad de todos, incluida la Familia Real. Este año no tiene que
preocuparse por ZP pero ya tiene constancia de la presencia de
otros altos cargos de la Administración. Y, aunque no lo parezca,
también el secretario general del PP balear, el conseller José
María Rodríguez, se toma unos días libres en Cala Vinyes, aunque no
llegará a «desconectar» del todo. A su regreso tiene que presentar
una campaña sobre los «logros del Govern».
Torres Blasco
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