La famosa cantante Paulina Rubio estuvo ayer en Palma para
acudir a una peluquería de la Avenida Argentina, «Yolui». Al
contrario que el resto de los mortales, la cantante acudió a unas
horas poco usuales. Llegó sobre las 21.15 horas y salió, tras una
larga sesión estilística, a las 00.15 horas. Tanto los
profesionales de la peluquería como el local en sí guardaron una
discreción hermética, ya que los cristales de la zona en la que
ella se encontraba estaban tapados.
Al principio de la noche había muchos curiosos que miraban el
escaparate de la peluquería. Algunos porque se extrañaban de ver
este local abierto a esas horas de la noche y otros porque oyeron
el rumor de que alguien vió a la famosa en esa zona. Durante las
tres largas horas de trabajo, los peluqueros se dirigían hacia los
estantes del local para coger los productos adecuados para el
cabello de Paulina. Sobre las 23.45 horas, llegó en taxi el novio
de la cantante, Colate. Se acercó a la puerta del local y avisó con
su móvil para que le abrieran. El ex de Eugenia Martínez de Irujo
le dijo al taxista que esperara mientras ellos estaban en el
local.
La pareja se reencontró ya en el interior del local. Sólo se
separaría de nuevo cuando Colate salió del establecimiento, entró
de nuevo en el taxi y cogió una bolsa de papel. Minutos más tarde
hacía su aparición la famosa en la parte no tapada de la
peluquería. Sus bailoteos y movimientos rítmicos hacían presagiar
que era la auténtica y genuina Paulina Rubio. Además, la coquetería
de la famosa era evidente ya que no dejaba de mirarse en los
espejos del local y de contonear su cuerpo de lado a lado, incluso
parecía que tarareaba alguna de sus canciones. En sus brazos mecía
un pequeño cachorro.
Juanjo Buendía/S. Coquillat
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