No es un problema nuevo, ni tan siquiera reciente. Desde hace años
se repite cada noche de viernes y sábado. El Passeig Marítim queda
colapsado en las primeras horas de la madrugada por los cientos de
vehículos que acuden a la zona en busca de diversión, aunque los
problemas de tránsito y de falta de aparcamiento surgen ya en torno
a las diez de la noche cuando los restaurantes de la zona empiezan
a recibir clientes o coincide la velada con actuaciones en el
Auditòrium.
Mientras se guardan las formas y se respetan las normas de
circulación antes de medianoche, entrada ya la madrugada se impone
la «ley de la selva», y las largas colas de coches que se desplazan
con exasperante lentitud acaban por no respetar los semáforos con
lo que los cruces con otras calles se ven seriamente afectados por
el caos general.
El debate sobre las posibles soluciones a este enquistado
problema incluye propuestas más o menos radicales, como prohibir el
tránsito en la zona en las noches de fin de semana o habilitar
carriles para uso exclusivo del transporte público, con lo que más
de uno optaría por un taxi si tiene garantizado no quedar atrapado
en el atasco. Cabe recordar que son muchos los taxistas que
prefieren no cubrir servicios en el Passeig Marítim los viernes o
los sábados por la noche, y desde el sector se ha pedido en
reiteradas ocasiones a Cort una solución a este problema.
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