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El 63,5 por ciento de las trabajadoras del sexo que ejercen su profesión en locales cerrados de Palma no dispone de tarjeta sanitaria; el 87,9 por ciento de ellas reconoce haber sufrido algún tipo de enfermedad de transmisión sexual y el 62,4 por ciento usa preservativo, según un estudio hecho público ayer por la Cruz Roja.

Estas son algunas de las conclusiones del estudio que Cruz Roja ha realizado en 23 locales de Palma de los 30 que fueron visitados para por las psicólogas; se realizaron un total de 54 visitas con entrevistas personales y se encuestaron a 300 trabajadoras del sexo.

Así lo explicaron ayer Marta Soler, directora autonómica de Intervención Social de Cruz Roja y las psicólogas voluntarias de la entidad Araceli Ramírez y Laura Rosselli, las tres autoras del citado estudio que ya cuenta con un proyecto de ejecución.

Por lo que hace referencia a los métodos anticonceptivos el 96,8 por ciento de las 300 encuestadas afirma que sí; aunque sólo el 62,4 por ciento utiliza preservativos; el 71,3 por ciento afirma conocer las enfermedades de transmisión sexual y el 87,9 por ciento ha tenido alguna enfermedad de transmisión sexual.

El perfil de las trabajadoras del sexo encuestadas por Cruz Roja es el de mujeres de entre 19 y 30 años. El 48,9 por ciento procede de países del Este y el 41,7 por ciento son lationamericanas. De familias de extracto social medio en un 86,5 por ciento de los casos.

La condición legal de estas trabajadoras del sexo, uno de los datos más difíciles de obtener, deja claro que un 45,9 por ciento de estas mujeres se encuentran en situación ilegal en las Islas y el 33,3 por ciento está tramitando sus papeles.

La problemática derivada de la inmigración -regularización, legalización, vivienda, ocupación- es para la mayoría de las encuestadas el motivo de ejercer la prostitución como estrategia económica de subsistencia.

El 92,3 por ciento de las encuestas no cotiza a la Seguridad Social porque el ejercicio de la prostitución no está legalizado. Del 7,7 por ciento que sí cotizan, un 95,7 por ciento lo hacen trabajando en actividades que no tienen nada que ver con el sexo.

Lo que más ha sorprendido a las autoras del estudio es el hecho de que un 63,5 por ciento de las encuestadas no dispone de tarjeta sanitaria, en la mayoría de los casos por falta de información y desconocimiento de sus derechos o por tener miedo a ser repatriadas si son inmigrantes.

Aunque estas mujeres trabajen en el campo sexual un 71,4 por ciento afirma que no pasa revisiones ginecológicas y el resto, un 7,5 por ciento lo hace de forma esporádica. El 66,2 por ciento de las encuestadas no pasa análisis sobre el VIH, debido al poco control de las enfermedades de transmisión sexual.