El gasoducto, en su tramo terrestre, irá enterrado a 4 metros de
profundidad, su grueso será de 37 milímetros y estará recubierto de
una capa de hormigón.
Una reciente reunión de responsables de las conselleries de
Energia e Interior con la empresa catalana Tema (Territori i Medi
Ambient), adjudicataria de las evaluaciones de riesgo del gasoducto
llegó, entre otras, a estas conclusiones para incrementar la
seguridad de la conducción.
Para Tema, las opciones de entrada del gasoducto desde el mar
por Sant Joan de Déu o el Dic de l'Oest son viables desde el punto
de vista de la seguridad, aunque la primera ofrece la ventaja de
que la distancia con cas Tresorer (planta de distribución de gas y
futura central eléctrica, a donde tiene que llegar el gasoducto) es
mucho más corta.
Desde cas Tresorer, el gasoducto se dirigirá por el segundo
cinturón hasta la central de Son Reus, donde alimentará con gas
natural la central eléctrica ya existente.
Inicialmente, se había pensado en que el gasoducto, en su tramo
terrestre, estuvise enterrado a 2,5 metros, pero la reunión acordó
profundizar hasta los 4 metros. Asimismo, por razones obvias, el
gasoducto rodeará el recinto de CLH. Está por determinar dónde se
instalará la estación donde se cambiará la presión de llegada del
gas natural (mucho más reducida en el tramo terrestre respecto al
submarino). En la reunión se planteó que ofrece mayor seguridad una
ubicación lo más próxima al mar posible, por lo que parece segura
su instalación en Sant Joan de Déu. En cualquier caso, la estación
deberá contar con un servicio propio de seguridad y extinción de
incendios, tal como ya tienen CLH en Son Banya, GESA en cas
Tresorer y Repsol YPF en Alcúdia.
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