El debate de política autonómica despejó algunos interrogantes
sobre la reforma del Estatut d'Autonomia de Balears que debe
tramitar el Parlament, aunque el camino por recorrer todavía es muy
largo. El president del Govern, Jaume Matas, propuso a los
distintos grupos parlamentarios un pacto: el PP aceptará la
revisión del Estatut que estudia desde hace casi un año el «comité
de sabios» nombrado por el Govern y con representantes de todos los
grupos parlamentarios. La propuesta de Matas cayó en saco roto.
Ningún partido acepta la iniciativa del president.
La creación del Consell de Formentera, el impulso de una policía
autonómica, la inclusión en el Estatut del término «nacionalidad
histórica» y mejoras en la financiación son algunos de los aspectos
que, a priori, deben incluirse en la reforma estatutaria. Pero no
parece que haya demasiada voluntad de acuerdo. La ponencia
parlamentaria que revisa el Estatut se constituyó hace ya varios
meses, pero su actividad es prácticamente nula. En cambio, el
«comité de sabios» sigue reuniéndose y plantea sus propuestas para
incluir en la reforma del Estatut. Antes de que los grupos
parlamentarios hayan iniciado los trabajos, los mensajes políticos
demuestran la escasa voluntad de todas las partes de llegar a un
acuerdo. Ningún grupo tiene claro qué objetivo persigue con esta
reforma del Estatut y el propio president Matas ya ha dicho
públicamente que se impulsan cambios estatutarios para seguir la
estela del Parlamento catalán. «A los ciudadanos de Balears no les
preocupa la reforma del Estatut», ha dicho Matas. Los socialistas
de Balears tampoco han dado muchas pistas sobre sus intenciones
respecto a la reforma del Estatut.
Sólo han exigido que las modificaciones comiencen a negociarse
en el Parlament y rechazan los trabajos previos del «comité de
sabios».
Ante este panorama, resulta difícil saber qué buscan los grupos
parlamentarios con esta reforma del Estatut.
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