Los animales tienen su propio espacio entre las mejores actuaciones.

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El Circo Williams ha iniciado de nuevo su estancia en Palma y quedará instalado en las inmediaciones de Son Oliva, en dirección al Polígono de Son Castelló, hasta el día 20 de noviembre.

Numeroso público presenció en la matinal de ayer la presencia de un total de quince artistas así como la actuación de leones, tigres, caballos, cebras y hasta un camello. Los números se suceden con inusitada rapidez y el ritmo trepidante de las actuaciones marca casi dos horas de actuaciones, de risas y también de gusto artístico que acompañan durante todo el espectáculo.

El Circo Williams es un clásico dentro de su género y el buen hacer del equipo de profesionales destaca en todos y cada uno de los minutos de la actuación. Calidad dentro y fuera de la pista. Constituye en sí todo un espectáculo de rapidez y sincronicidad ver cómo se mueve el equipo de camisetas rojas, que son los encargados de quitar y poner la lona del suelo, la jaula de los leones... En fin, cuidar de que todo esté en su sitio. No en vano se merecieron el aplauso del público. Un público formado por padres e hijos en la sesión matinal de ayer.

Las gradas con filas llenas de espectadores indican que el circo nunca muere, que el espectáculo continúa. El Circo Williams se ha destacado siempre en esta cita fiel a la isla por su innovación constante de números y actuaciones. Este año, la presencia de jóvenes artistas venidos de diferentes puntos de Europa ha permitido regenerar e innovar un cartel de actuaciones extenso. No en vano, el Williams es considerado uno de los mejores circos de su categoría de Europa. Pese a lo nuevo, no faltan payasos, trapecistas, equilibristas, malabaristas, funambulistas y domadores. Todo un elenco que respira el clasicismo de una forma de hacer espectáculo por la que no pasa el tiempo. Los números clásicos son requeridos por un público fiel y entregado a la magia que se sigue ofreciendo bajo la carpa.

José A. de Haro
Foto: Curro Viera