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La inminente entrada en vigor de la ley antitabaco estatal ha dejado fríos a los empresarios encuestados por este periódico. La indiferencia hacia una norma cuya aplicación ha sido cuestionada incluso por la consellera de Sanitat, Aina Castillo, antes de que proceda la elaboración de un estudio jurídico que delitime la posibilidad de que impere una norma autonómica sobre una nacional, fue ayer la tónica general. Mañana llega otra ley que pone coto a los fumadores en los lugares de ocio y aunque la respuesta ha sido fría, todos saben que es cuestión de tiempo que la guerra contra el tabaco se recrudezca; los empresarios están a la espera.

En cuanto al balance de la norma balear, tras medio año de aplicación, los propietarios de bares cuestionan la efectividad de la ley local. Saben que en lugares pequeños es difícil no respirar el humo del tabaco que se origina en las mesas cercanas, muchos consideran que es pura demagogia. Pero puestos a elegir, muchos empresarios prefieren la norma autonómica porque es menos radical.

La desinformación como ya pasó el pasado 10 de julio cuando entró en vigor la Lley de Drogodependencias es notable. «Ayer mismo llamamos a la Conselleria para saber a qué atenernos y no lo saben ni ellos», decían. Esperar a ver qué pasa; ver las primeras denuncias, por donde van los tiros... Todos piensan que los primeros meses habrá una observación laxa de la ley; sin embargo, creen que con el tiempo la tendencia será recrudecer la guerra contra el tabaco.