Detalle del roscón crudo con las frutas escarchadas y del postre acabado y decorado. Foto: TERESA AYUGA

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Las pastelerías se preparan ya para la llegada de los Reyes Magos con los dulces propios de la festividad como son los roscones. Desde hace unos veinte años, Bernardo Mestre y Margarita Alameda los elaboran en su obrador de las pastelería Mestre del Camp d'en Serralta, de forma artesanal. Algunas leyendas se refieren a este dulce que cobra gran protagonismo en Francia, pasado luego a popularizarse en Catalunya y Balears. Una de ellas narra que «fue un pastelero artesano, el que un día de Navidad quiso ofrecer a su rey un pastel con humildad. Quería que fuese diferente, en forma de corona imperial; coloridos, sorpresa, adornos y habas, símbolo de fecundidad. Mezcló harina, huevos, azúcar y agua de azahar, y tanto gustó al rey que en recompensa a tal hecho lo nombró pastelero real».

Bernardo Mestre emplea harina de fuerza, levadura de panadería, huevos, agua de azahar, aceite de calidad y aromatiza con raspadura de limón y un poco de canela y luego forma el roscón que puede ser liso, con sorpresa de una haba o relleno de pasta de mazapán, también con sorpresa. Lo arropa con fichas de chocolate, algo de carbón, monedas y corona dorada de cartón. El precio de los lisos es de 13 euros y el relleno de mazapán a 17 euros.

Sigue en protagonismo y lo hará probablemente hasta Sant Antoni la coca de Nadal o coca de patata. En el horno María Cristina de Palma se elaboran de forma muy tradicional a base de huevos, azúcar, patata, agua, harina de fuerza y levadura. A las de anís se les incorporan semillas. El precio de las mismas es bastante asequible, alrededor de 1,50 euros y resultan deliciosas para la sobremesa acompañando una buena bandeja de turrón o para mojar en un caliente y reconfortante chocolate a la taza.