Fue para muchos la noche más larga del año y la de más nervios.
Los Reyes Magos iban a aparecer de un momento a otro, pero para
ello tenían que dormirse. A más de uno el sueño le venció de puro
cansancio, pero acabó rendido en los sueños de Morfeo. Ello hizo
que por la mañana muchos tuvieran que ser despertados por sus
padres cuando lo normal es que fueran los primeros de la casa en
levantarse. Tras la somnolencia inicial, el alboroto.
Los Reyes Magos habían dejado en sus casas multitud de regalos.
Una prueba irrefutable de su presencia era que había «desaparecido»
toda la comida que habían dejado para ellos y su comitiva. Pobres,
con qué gusto se comieron los dulces y bebieron el agua, debió de
pensar más de uno. Lógico, en una noche de tanto trabajo...,
imaginó otro. Las casas de Mallorca fueron desde primera hora de la
mañana un hervidero de alegría.
Los Reyes Magos habían sido muy espléndidos y los niños
recibieron muchos (todos fue imposible) de los regalos que habían
pedido y que habían escrito en sus cartas. El abanico de obsequios
fue amplísimo, pero las réplicas del coche de Fernando Alonso, para
los niños, y las muñecas y los objetos más variados de la cantante
María Isabel, para las niñas, fueron los que más transportaron y
dejaron en las casas de Mallorca los Reyes Magos.
R. D.
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