Ninguno de ellos recibió carbón de los Reyes Magos o, en caso
contrario, no se atrevió a confesarlo. Lo cierto es que Sus
Majestades de Oriente no dieron sorpresas y optaron por unos
regalos para los políticos de lo más convencional o, dicho con más
propiedad, políticamente correctos.
Al delegado del Gobierno, Ramon Socias, los Reyes aún no le han
traído el plus de insularidad para los funcionarios, pero, a
cambio, ayer pudo estrenar unos estupendos gemelos de una conocida
marca de cristalería de lujo.
Rosa Estaràs fue una de las políticas que recibió más regalos:
un anillo, un bolso y una bufanda. La generosidad de los Reyes
Magos con la vicepresidenta del Govern es, sin embargo, mínima si
se compara con la cantidad de regalos que recibió su hijo, el
pequeño Jose.
«Una corbata y todo el cariño de mi familia». El conseller
d'Interior, José María Rodríguez, demostró ayer que es un hombre de
fácil conformar y de gustos austeros. La corbata era, por cierto,
roja con pequeños adornos azules, «pero yo la veo azul», dijo el
conseller. El conseller d'Educació, Francesc Fio, no tuvo el menor
inconveniente en levantarse la americana para poder mostrar mejor
el estupendo cinturón que le habían dejado Melchor, Gaspar y
Baltasar. Pero no sólo recibió esta pieza de cuero porque los Reyes
le dejaron además un batín. «No sé si debería haberlo contado
porque eso pertenece al ámbito de lo privado», bromeó el titular
d'Educació i Cultura del Govern.
Si los Reyes fueron generosos con la vicepresidenta, más lo
fueron con la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, que el día
anterior había disfrutado del privilegio de recibirlos en la Casa
Consistorial. Una pulsera de modernísimo diseño, un colgante, una
frasco de perfume, un pañuelo y dos libros de Jaime Baily. «Desde
que hubo el lío del Planeta los devoro, y no te creas que es fácil
encontrarlos», aseguró la alcaldesa.
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