Aula Cultural, la asociación que trabaja por la educación de
adultos, la igualdad y la integración desde la primera mitad de los
ochenta, convirtió ayer el acto de reconocimiento al galardón
concedido por la UNESCO a su actividad en una reivindicación de la
fuerza del movimiento vecinal y el voluntariado civil y en una
crítica a las trabas del poder político a su desarrollo.
El acto de reconocimiento estuvo presidido por los duques de
Palma y a él asistieron todas las autoridades de la Comunitat
Autònoma, incluido el president Matas que defendió la importancia
de la educación en el desarrollo.
Fue una crítica sutil mediante la lectura de un auca (una hoja
con dibujos que relata una historia) que incluyó un verso cargado
de intencionalidad del poeta Vicenç Andrés Allés («Fins que un dia
d'aquells dies va manar l'Ajuntament que fos cremada la rosa perque
alló ja estaba bé») y referencias a la imposibilidad de que el
poder municipal y «el pueblo» trabajen juntos. Aludía a las
desavenencias con el PP cuando accedió a Cort en 1991 y se crearon
asociaciones «desde arriba», explicaron luego.
En su discurso, la presidenta de la asociación, Francisca Simó,
destacó que la distinción Rey Sejong, creador del alfabeto coreano,
2005 anima a seguir a la entidad con su trabajo, a pesar de los
«momentos difíciles» que está atravesando la organización, debido a
la escasez de medios para salir adelante. Según dijo, la entidad
siempre ha tenido como objetivo defender una educación basada en la
libertad y la igualdad.
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