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El 60,1 por ciento de los mallorquines y el 62,2 por ciento de los ibicencos consideran que hay demasiados inmigrantes en Balears, proporción que disminuye al 44 y al 45,5 por ciento en las islas con menos extranjeros no comunitarios, Menorca y Formentera.

Así se desprende de un estudio elaborado por Gadeso en torno a los principales preocupaciones de los ciudadanos de Balears, en el que la inmigración aparece en segundo lugar en el caso de Mallorca y Eivissa (como en el resto del Estado) y en el cuarto en el de Menorca, en tanto que en Formentera no figura entre las primeras cuatro.

El porcentaje de mallorquines e ibicencos que considera que los extranjeros son «demasiados» supera a la media española, del 59,6 por ciento.

Mientras, del 34,7 por ciento de las entrevistas de Mallorca, el 40,1 por ciento de las de Menorca, el 30,2 por ciento de las de Eivissa y el 34,7 por ciento de las de Formentera se desprende que hay bastantes.

Así las cosas, el 86 por ciento de los baleares considera que sólo se debería admitir la entrada de inmigrantes con contrato de trabajo, frente al 84,7 por ciento de la media española; en tanto que un 7,5 por ciento opina que se debería impedir la llegada de nuevos extranjeros, frente al 6 por ciento estatal.

En otro orden de cosas, el 47,4 por ciento de los mallorquines, el 43,2 por ciento de los menorquines, el 48,3 por ciento de los ibicencos y el 45 por ciento de los formenterenses opinan que los sueldos bajan con la llegada de los inmigrantes (un 47 por ciento en España), si bien más del 60 por ciento de los baleares cree que los extranjeros permiten cubrir puestos de trabajo sin candidatos.

A la pregunta de si un inmigrante que se queda mucho tiempo sin trabajo debe ser expulsado, entre el 25,4 y el 28,2 por ciento de los entrevistados afirma estar de acuerdo, porcentajes que se sitúan en entre el 69,4 y el 80,3 por ciento cuando la cuestión es si un inmigrante debe ser expulsado en caso de delito grave.

Al hilo del inicio del estudio, el informe destaca que la vivienda es la principal preocupación de los baleares, seguida de la inmigración y la situación económica (en Mallorca y Eivissa) y las comunicaciones exteriores y la calidad de los servicios públicos (en Menorca y Formentera).