Las más recientes estadísticas sobre rendimiento escolar en
Balears aportan algunos datos preocupantes que habrá que tener en
cuenta si queremos que la educación de nuestros hijos, que
conformarán la sociedad balear del futuro, tenga una base sólida.
Lo más llamativo, quizá, es la diferencia de resultados en colegios
privados concertados y en la enseñanza pública, donde se obtienen
ratios peores.
El problema, como siempre suele ocurrir, estriba en la falta de
medios y en la masificación de los colegios públicos, que están
absorbiendo en los últimos años a la mayor parte de los escolares
inmigrantes que están llegando. Y precisamente la integración
escolar y educativa de estos niños es uno de los asuntos a los que
hay que dar prioridad, especialmente cuando tratamos de que se
adapten a una educación bilingüe, con mayores dificultades para
quienes desconocen la lengua catalana e, incluso, la española.
Si bien sindicatos y asociaciones de padres denuncian la escasez
presupuestaria y cierta dejadez por parte de las administraciones
públicas, responsables de los centros concertados puntualizan que
estos tampoco disponen de mayores recursos, pero saben
optimizarlos. Sea como fuere, lo cierto es que nuestras autoridades
educativas deben afrontar con la máxima seriedad una situación que
de ninguna manera debe prolongarse en el tiempo.
Repartir la población escolar inmigrante, crear nuevos centros
educativos, preparar adecuadamente al profesorado y, sobre todo,
reducir drásticamente el número de alumnos por aula son las medidas
más urgentes. La dotación económica para profesores de apoyo y el
refuerzo especial a los inmigrantes deben ser también tenidos en
cuenta si pretendemos atajar un problema que está desbordando la
situación.
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