Mucha gente en Mallorca aún tiene un grato recuerdo de juventud o
de infancia. Una Isla tapizada de blanco, con grandes capas de
nieve y paisajes suizos. En febrero de en 1956 se registró la mayor
caída de nieve que se recuerda en la segunda mitad del siglo
XX.
En el frío mes de febrero de 1956, la nieve llegó también al
Passeig Marítim. Los copos de nieve cayeron sobre los «llaüts» y
las «barques de bou». La Seu quedaba «helada», ofreciendo una
imagen nueva y fascinante.
Según datos aportados por Agustí Jansà, director del Centre
Meteorològic, durante el mes de febrero de aquel año, la nieve
cuajó siete días seguidos en Ciutat, con un grosor de un palmo. Aún
hoy no ha sido superada.
La gente, refugiada en su casa, miraba maravillada cómo la nieve
se acumulaba de forma sorprendente. El fotógrafo Planas i Muntanyà
salió a la calle para inmortalizar aquellas jornadas.
Si en Palma la nevada fue intensa, en la Part Forana fue incluso
mayor y más duradera. En Artà se recuerdan, por esas mismas fechas,
17 días seguidos de nieve en el suelo. Las temperaturas llegaron a
13,5 bajo cero en Lluc y 3,5 bajo cero en Palma.
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