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Los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Palma regresaron de El Rocío, adonde se desplazaron el pasado fin de semana. Además de su presidente, Juan Antonio Torres, viajó con la hermandad el obispo de Mallorca, Jesús Murgui. Fueron alrededor de 150 los hermanos que peregrinaron al Rocío, con los atributos, estandartes, banderas y varas de la hermandad. Antes de llegar a la aldea se pasaron por Almonte, cuya iglesia acoge cada siete años a la Blanca Paloma. El obispo de Mallorca se recreó ante la imagen, que visitó en su camarín. Le asesoró en todo momento Juan Antonio Torres. Por la tarde del viernes, tras reposar el almuerzo que tuvo lugar en la casa que la hermandad tiene en la aldea, se desplazaron a Palma del Condado, donde el obispo de Mallorca fue presentado a la Hermandad del Rocío de aquella localidad, que es madrina de la palmesana. Hubo misa, oficiada por don Jesús y el padre Feliu, pater de la hermandad.

Al día siguiente, sábado, Jesús Murgui celebró una misa en la basílica de El Rocío a la que asistieron los hermanos, así como los numerosos feligreses que en esos instantes se encontraban allí. Tras la misa, el obispo de Huelva, don Ignacio Noguer, visitó la casa de la Hermandad en el Rocío y almorzó con su colega, don Jesús, y todos los hermanos de Mallorca. Por la tarde, en lo que un grupo de éstos asistía a la asamblea comarcal de Hermandades de El Rocío de la Diócesis de Huelva -a la que pertenece la hermandad palmesana-, el resto y don Jesús, tras rezar el rosario en la casa, se desplazaron hasta Almonte a cantar la Salve ante la Virgen. El domingo volvieron a Almonte, en cuya iglesia, y a pies de la Blanca Paloma, el obispo de Mallorca celebró la misa. Por la tarde, tras el almuerzo, iniciaron el regreso a Palma. Cuentan que don Jesús regresó encantando de esta primera experiencia como rociero.

Pedro Prieto