El de ayer fue como el primer día del curso para 125 alumnos de
Primaria del centro Santa Isabel, que al filo de las 9.00 de la
mañana llegaron a la Escuela Nacional de Vela Calanova que hará las
veces de colegio por lo que queda de curso. La necesidad imperiosa
de reforzar la estructura del viejo colegio de Els Hostalets,
castigada por las obras de soterramiento de las vías del tren,
obligó a la Conselleria a consensuar con la dirección del centro y
las familias el traslado de los escolares.
Mientras los más pequeños, los de Infantil, han reanudado ya su
rutina en el colegio Santa Mónica, cinco de las diez clases de
Primaria iniciaron ayer el desembarco en la Escuela de Vela. Tras
partir a las 8.30 del colegio Santa Isabel, lo que obliga a las
familias a madrugar media hora más, la primera impresión al llegar
a Calanova no fue la misma para maestras y niños. Los pequeños se
mostraron ilusionados y sorprendidos por el nuevo entorno. «Venimos
a un nuevo colegio en la playa», comentaba entusiasmada una niña,
mientras otro no salía de su asombro al comprobar que en «su
colegio» hay un restaurante.
Las maestras, por su parte, llegaron con buena voluntad,
resignación e, incluso, con las papeleras de las clases
clausuradas, pero a alguna le pareció demasiado pequeña el aula
asignada -«no me gusta este aula, estamos muy estrechos»- o que la
reconversión del gimnasio en aula no estuviera del todo acabada y
aún oliera a pintura.
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