Pese a los malos augurios económicos que ha desatado el informe
del Centre de Recerca Econòmica, todos los indicios apuntan a que
no hay motivos para la preocupación. Si bien es cierto que el
impulso de las obras públicas ha sido un gran motor para el sector
de la construcción, no hay que olvidar que el turismo sigue siendo,
y con mucha diferencia, el referente de nuestra economía. Según el
Centre de Recerca Econòmica, la mejor productividad del turismo y
el fin de las obras pueden ser una amenaza para nuestra economía,
pero no hay que olvidar, ni mucho menos, que el crecimiento del PIB
para el ejercicio en curso será superior al año anterior.
Las obras públicas impulsadas por el Govern de Jaume Matas han
supuesto, sin duda, una reactivación de un sector de la
construcción que ha generado riqueza y empleo. Pero es ilógico
pensar que las obras públicas acabarán de forma drástica. Para la
próxima legislatura quedan pendientes obras de envergadura como el
segundo cinturón de Palma y ampliar algunas autovías. Hay muchas
obras por hacer, gobierne quien gobierne.
La situación del turismo tampoco da argumentos para la
preocupación. Todo lo contrario. La feria de Berlín ha confirmado
lo que algunos hoteleros vienen pregonando desde hace meses: que la
próxima temporada turística será muy buena, con unos índices de
ocupación magníficos. La recuperación turística es un hecho, aunque
la gran asignatura pendiente sigue siendo el gasto de los
visitantes. Sea como sea, no parece lógico ni sensato vaticinar una
crisis en materia turística cuando todos los indicadores apuntan a
lo contrario. Como la economía no es una ciencia exacta, los
informes hay que mirarlos con cierta prudencia. También el del
CRE.
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