El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, predicó ayer en la procesión
del camino de la cruz (Vía Crucis) de Inca como ya lo hizo en dos
ocasiones anteriores su predecesor Teodor Ubeda que describió una
vez esta procesión como «uno de los actos más importantes de la
Semana Santa de Inca». Jesús Murgui fue más allá y calificó el Vía
Crucis como «un regalo de Dios».
Jesús Murgui inició su intervención agradeciendo a toda la gente
de Inca la oportunidad de haber venido a este acto «uno de los más
emblemáticos de la Semana Santa de Mallorca», dijo. «Doy gracias a
Dios por poder compartir esta entrañable celebración», añadió.
El obispo predicó, ya desde el inicio del Vía Crucis, sobre la
necesidad de transformar «nuestros corazones de piedra en corazones
de carne», abogando así por un mundo más humano que el que ahora
vivimos.
«El Vía Crucis -dijoes un camino en el que la devoción popular y
la iglesia se enlazan y complementan». El obispo insistió en que
«El Vía Crucis debería ser una escuela de fe, aunque sin excluir
los sentimientos».
La procesión del camino de la cruz, más conocida como el Vía
Crucis de Inca, destaca por el gran número de fieles que la siguen
en cada una de las ocho estaciones durante las cuales se reviven
distintos episodios de la condena, calvario y muerte de
Jesucristo.
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