Rosa Bellet Puig es telefonista en la Universitat de les Illes Balears, en el edificio Ramon Llull (facultad de letras). Debido a una enfermedad genética, tiene una minusvalía ocular de más del 80 por ciento, por lo que su visión está muy restringida. «Sólo veo colores, pero no puedo ver las formas bien definidas».
Pese a su alto grado de invidencia, es una persona de gran optimismo, y quiere disfrutar a tope de la vida. Es una persona muy querida en la UIB, donde trabaja desde hace 19 años. Fuera del horario laboral tiene un hobby muy entretenido: el montañismo. Su marido, Juan José Gil Martínez, le ha contagiado su amor por las grandes cumbres y el caminar incesante. «Él siempre me acompaña y me guía. Un día me di cuenta de que podía igualmente caminar y realizar excursiones, sin que mi visión fuese un impedimento. Vi que se podía disfrutar igual de la naturaleza». Comenzó su actividad en Mallorca y perfeccionó la técnica del «rappel». Descendió el vertiginoso Torrent des Lli (en el Port de Valldemossa), el Torrent de Comafreda y el Gorg dels Diners. Subió a las cimas de la Serra de Tramuntana. «Aún no he hecho sa Fosca, que no me apetece por el tema de la humedad y del frío».
Al mismo tiempo, desarrollaba su afición montañera por Catalunya, y de forma especial los Pirineos. «Son unas montañas que me gustan mucho. Siempre son un reto. El Puig Mal, el Aneto, el Monte Perdido, el Portarró. Sitios de una gran belleza. Mucha gente me pide cómo lo hago para no caerme. Yo para caminar puedo vislumbrar los objetos, más o menos me puedo orientar. Cuando hay una dificultad extra, está mi marido. Y la verdad, estoy disfrutando con todo lo que hago. Cuando empecé con esto me dije que era mejor acostumbrarse a caminar así que a no hacer nada».
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