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Se llama Carol Havreng Huerta, de padre francés y madre madrileña. Nació en Palma y tan sólo tiene 20 años de edad, pero desborda belleza por cada centímetro de su esbelta figura. Estudiante de Técnico en gestión administrativa, trabaja en una perfumería en Can Pastilla y cuando cae el sol, se transforma y se convierte en la protagonista de la noche como gogó en el local Deluxe, del Paseo Marítimo de Palma. Su baile hipnotiza, acapara la atención de todo el personal masculino y no pasa desapercibida ante la mirada, devoradora, de las chicas.

A Carol le gusta bailar mucho y lejos de lo que podría ser una imagen frívola o de mujer fatal se esconde una adolescente madura, inteligente e incluso algo tímida. De pequeña practicaba la danza. Su ritmo favorito es la música negra, desde el rap, pasando por el soul, hip hop y R&B. Su carrera profesional, tras finalizar los estudios, la quiso enfocar por el camino del diseño de moda, pero circunstancias personales hicieron que se pusiera a trabajar y ayudar a su madre en la economía de la casa. Se declara una persona hogareña, muy normal y sencilla. Le encantan los gatos; de pequeña, gato que veía abandonado, gato que se llevaba a casa, lo que provocaba peleas con su madre. Ahora tiene un gato persa «bebé», al cual le gusta que le bañen y tiene el privilegio de dormir con ella.

Pero vayamos a su sueño y meta profesional. Algún día, cuando consiga ahorrar algo de dinero, Carol quiere poner su propia boutique y confeccionar su propia moda Otra de las aficiones, además de la música o el cine, es la de pintar. Sus rotuladores a color o lápiz dan formas a cuerpos de mujeres, un tema que le atrae tanto en desnudos como en miradas, expresiones o detalles. En su familia, su madre pinta a acuarela, principalmente paisajes. Su padre expresa una pintura abstracta con acrílicos y sus abuelos, arquitectos, también pintaban. Para despejarse y mantenerse en forma coge su bicicleta y sale a pasear o hacer algo de ejercício. También, con bastante frecuencia, al atardecer sale a correr por la orilla de la Platja de Palma completando los 15 balnearios, y después.... un buen chapuzón en el mar. Últimamente está enganchada al ordenador y navega por internet. No mantiene ninguna dieta y en cuestión de comer le encanta la cocina de puchero además de paellas y pasta, especialmente tortilla de patatas. Al llegar el invierno le gusta pasar unos días en París, donde tiene familia, recorrer sus largas calles e impresionantes tiendas, visitar museos y pasear por los preciosos parques. Tras un bache amoroso, por el momento no quiere tener ninguna relación sentimental seria. De un hombre lo que más le atrae es su simpatía, cariño, inteligencia y que cuide el amor día a día. Su mirada penetrante y sincera delata a una mujer con carácter y que a la vez se muestra tranquila y muy cabezota, pero creo que a Carol se le puede perdonar... casi todo.

Julián Aguirre