El encuentro que tuvo lugar entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del Govern balear, Jaume Matas, sirvió para que el primero se comprometiera a que las Islas cuenten con el mismo tratamiento que el aeropuerto madrileño de Barajas y el catalán de El Prat en lo que se refiere a cogestión de los mismos. Son Sant Joan, en principio, dependerá del Gobierno central, del autonómico y de la empresa privada.
El encuentro ha ofrecido resultados que, evidentemente, pueden repercutir en un mejor servicio a los ciudadanos de la Comunitat Autònoma, por cuanto el acercamiento de la gestión aeroportuaria a los responsables políticos más próximos supone un mejor conocimiento de todo lo que envuelve el funcionamiento de los aeropuertos.
Por otra parte, es lógico que el aeropuerto palmesano de Son Sant Joan tenga un tratamiento similar al de Madrid o al de Barcelona, por el ingente volumen de pasajeros que cada año transitan por sus instalaciones, muchos de ellos turistas procedentes de países diversos. Pero ¿por qué no implantar este mismo modelo en los aeropuertos de Eivissa y Menorca? ¿Es sólo un problema de tamaño?
Claro está que el acuerdo debe traducirse, posteriormente, en una adecuada gestión de los recursos para que las instalaciones aeroportuarias funcionen a pleno rendimiento y con las mayores comodidades para sus usuarios. Un cambio de gestión no garantiza una mejora del servicio.
Siendo importante el asunto del aeropuerto, quedan otros muchos asuntos pendientes en las relaciones Balears-Madrid, como el convenio de carreteras, por ejemplo. ¿No podía haber dedicado más tiempo Zapatero, no al president Matas, sino a los problemas de Balears? En apenas media hora es muy difícil abordar con la profundidad necesaria todo lo que está aún en el aire.
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