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Las patronales de Balears consideran de forma mayoritaria que la penetración de grandes promotoras y constructoras peninsulares no ha provocado grandes prejuicios en el tejido empresarial balear, aunque sí ha obligado a una reorientación de la actividad de algunas empresas, sobre todo en el sector de la promoción inmobiliaria.

La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, alertó durante su discurso de celebración de la Diada de Mallorca del crecimiento del «poder económico foráneo» en la Isla y erigió el sentimiento de mallorquinidad como «símbolo de resistencia». Para Munar, los intereses de ese poder económico foráneo consisten en «repartirse nuestra riqueza, garantía de nuestro futuro y de nuestros hijos».

Aunque la presidenta del Consell de Mallorca no citó expresamente al sector de la construcción, ésta es la actividad que ha generado un mayor atractivo entre las grandes empresas peninsulares como consecuencia de el gran volumen de licitación de obra pública habido desde 2001 y por el levantamiento de las restricciones a la construcción residencial en 2004.

Según datos del Ministerio de Fomento, la licitación de obra pública por parte del conjunto de administraciones aumentó en las Islas desde los 559,9 millones de euros de 2001, 422,2 millones en 2002, 676,213 millones en 2003, 805,668 millones en 2004 y 641,331 millones el año pasado. Cabe destacar, entre este volumen de inversión, la importancia de la licitación de obras de enginiería civil, que deben ser ejecutada por empresas especializadas y con gran capacidad financiera.