Un pasajero mira por la ventanilla mientras aguarda la salida de su tren dentro de un vagón a oscuras. Foto: JAUME MOREY

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LLUÍS PLANAS
Los pasajeros de la estación soterrada de Jacint Verdaguer tienen que esperar la salida de su tren sin luz ni ventilación. Después de los graves problemas de acumulación de humo que se sufren desde la inauguración de la instalación subterránea de Palma manteniendo las máquinas de gasóleo, ahora los convoys ferroviarios permanecen allí con los motores cerrados. Esta situación ya ha provocado las quejas de los usuarios, que sufren la incomodidad de encontrarse a oscuras y sin ventilación durante su espera dentro del tren (a veces más de quince minutos).

Aunque desde la Conselleria d'Obres Públiques, Transports i Habitatge explicaron desde el primer día que la acumulación de humo, olores, calor y bullicio no se originaba por el funcionamiento de los motores de gasóleo en el interior de la estación soterrada, sino por las obras de soterramiento que todavía continúan, la situación desde hace ya 35 días ha obligado a adoptar medidas como detener las máquinas en la estación.

El portavoz adjunto del grupo socialista, Antoni Diéguez, denunció ayer en el Parlament la «falta de seguridad» y «malos olores y humos tóxicos» que se sufre en la estación «inacabada» de Jacint Verdaguer. Por su parte, la consellera Cabrer se defendió asegurando que durante los 35 días de funcionamiento, por la estación han pasado más de 270.000 pasajeros «y sólo hemos recibido ocho quejas».