Los puestos ambulantes de castañas desprenden el entrañable aroma por las calles de Palma. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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Las calles y escaparates de Palma comienzan a «vestir» de Navidad. A falta de 45 días para Nochebuena, el entrañable ambiente económico-navideño, rasquense los bolsillos y fundan las tarjetas de crédito, se prepara para la última festividad del año. Santa Claus, el primer protagonista de las fiestas blancas, ya está realizando sus preparativos y los comerciantes desembalando cajas donde aparecen los turrones más crujientes y variados en sabores junto a los incomparables polvorones y alimentos típicos de la Navidad.

A muchos, ciudadanos, vecinos y turistas, les ha extrañado que a estas fechas ya se coloquen las luces de las calles, los escaparates comiencen a lucir detalles navideños y las agencias de viajes, con grandes ofertas para el puente de la Inmaculada, sugieran destino donde pasar la Navidad o fin de año. Vamos, hasta los juguetes para Reyes Magos y Papá Noel ya pueden verse en las vertiginosas estanterías de los grandes almacenes y grandes superficies comerciales.

Lo cierto es que las temperaturas, más propias de la primavera que del invierno, contrastan con las castañas calentitas en puestos ambulantes de la calle Oms, Plaça Major, etc. y las Ponsetias o llamadas plantas de Navidad en algunas floristerías del centro. Muñecos de nieve, Papás Noel, abetos y demás adornos para el hogar ya se pueden encontrar en muchos de los comercios, incluso en las tiendas de «todo a 100» o los «chinos», mientras los puestos navideños de la Plaça Major, en Palma, se instalan entre la anual polémica que afecta a los comerciantes de la zona, durante la temporada más consumista del año.

Julián Aguirre