Una de las bailarinas, durante el espectáculo.

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En la tarde de ayer, en es Fogueró, y por espacio de dos horas, la Academia de Danza del Vientre Helwa celebró la Ceremonia del Bautizo a través de la cual una serie de bailarinas toman el nuevo nombre bajo una lluvia de pétalos de rosa que, en un momento dado, dejan escapar de sus manos las de menos edad. «Es un símbolo, ya que, a través de las más jóvenes, damos importancia a las nuevas generaciones, que son el futuro de la danza, y que llegan con aire fresco y mucha alegría», explica Helwa.
Los nombres que reciben son muy bonitos, cada uno de ellos con un significado; Aisha (la líder más joven), Hanife Mirra (La dama poderosa), Sezen (Sentimiento), Nasiha (La consejera), Nahid (La diosa del amor), Sahar (Amanecer), Suam Amatiste (El poder de la transmutación), Sahara (La noche del desierto), Dolunay (Luna llena), Leilak (La flor de lila) y Aarra (Eternamente bella).
Salvo la que recibió el nombre de Aisha, que tiene 12 años de edad, el promedio del resto ronda los 26.
Este año, la ceremonia del bautismo, a base de diversas danzas, rindió honores a los cuatro elementos de la Naturaleza: agua, fuego, tierra y aire.
Abrió el fuego de la danza Helwa, seguido de otras, tales como la creación del mundo a cargo de cuatro bailarinas; a continuación tuvo lugar la apoteosis, el bautismo con las flores, para seguir con más danzas, a saber: misterio, con nueve bailarinas provistas de espadas; alegría, interpretada por un grupo de seis niñas, de edades entre los seis y once años, con zímbalos de metal en sus dedos para producir sonidos; presencia, doce bailarinas adultas vestidas de falda de vuelo y velo. Todas las danzas fueron muy aplaudidas por el público que llenaba la sala y que seguía con mucha expectación cada una de ellas; aire de desierto con nueve bailarinas en el escenario provistas de doble velo y falda de vuelo, y así hasta llegar a la fiesta final, en honor al agua, en la que, como no podía ser de otro modo, participan todas las bailarinas. Fue todo un éxito.


Pedro Prieto
Foto: Serge Cases