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Las urnas asoman otra vez por el horizonte. Por décima vez, desde las primeras elecciones generales (junio de 1977), el electorado se prepara para decidir quién gobernará en España durante los próximos cuatro años. El próximo 9 de marzo se decidirá si Zapatero continúa siendo presidente o le pasa el relevo a Rajoy. Pero no sólo eso. Hay más.

Por lo que se refiere a Balears, las elecciones generales del 9 de marzo, permitirán poner a prueba si, por primera vez en la historia, es posible romper el bipartidismo. Ese es el objetivo de la coalición nacionalista que liderará el PSM y que se constituirá oficialmente el próximo día 22.

Desde los primeros comicios, y elección tras elección (en 1977, en 1979, en 1982, en 1986, en 1989, en 1993, en 1996, en 2000 y 2004), sólo dos partidos han conseguido enviar a sus representantes al Congreso. Hasta 1982, UCD y el PSOE. Desde aquel año, el PSOE y el PP.

Por primera vez -al menos esa es la intención de sus promotores- se ha constituido una coalición estrictamente nacionalista. ¿Tiene alguna posibilidad de éxito?

El censo electoral de Balears ha aumentado considerablemente desde 1977. Aquel año, la población de derecho de Balears era de 633.016 habitantes y el censo electoral se estableció en 407.899 personas, de las que votaron 321.552. Más de la mitad de votantes optó por la UCD, el partido que proponía como candidato a presidente a Adolfo Suárez. Cuatro diputados fueron para la UCD y dos para el PSOE, mientras que Alianza Popular no llegó a los 30.000 votos.

Los peores resultados conseguidos por del partido de Fraga y Abel Matutes -las figuras de la órbita popular más conocidas por entonces- en las Islas fueron los de 1979. Se presentó como Coalición Democrática y también se quedó sin representación.

El primer «gran salto» vino en la tercera convocatoria electoral, las «elecciones del cambio» de 1982 en que el PSOE ganó por mayoría absoluta. El PSOE, con el 40'45% de los votos (un porcentaje que nunca más ha vuelto a alcanzar) llevó a tres diputados a Madrid (Gregori Mir, Joan Ramallo y Jaume Ribas), los mismos que el PP (José Cañellas, Abel Matutes y Ricardo Squella) que logró 134.444 sufragios.

El PSOE volvió a ser el partido más votado en España y en Baleares en las elecciones de junio de 1986. Félix Pons encabezó la candidatura socialista y fue elegido luego presidente del Congreso.

Todo cambió en 1989, el año en que el Partido Popular alcanzó el primer puesto del ranking en Balears: 140.163 votos frente a los 118.883 socialistas. José Cañellas, Ramón Fajarnés y Adolfo Villafranca se sentaron, por el PP, en el Congreso. Emilio Alonso, Félix Pons y Antoni Costa ocuparon los tres escaños socialistas.

Las elecciones generales de 1993 anticiparon en Balears lo que luego ocurriría en toda España tres años después: la mayoría del partido de Aznar. En 1993, Balears eligió por primera vez siete escaños. La población de derecho en las Islas superaba las setecientas mil personas (concretamente, 709.138) y el censo electoral estaba en 571.712.

Aquel año, fulminó el PP todos los porcentajes y sufragios totales logrados jamás por una formación política en las Islas: 191.465 votos y un porcentaje del 46'41%. La consecuencia inmediata de aquel vuelco fue que el PP envió a cuatro representantes a la Carrera de San Jerónimo: Francesc Gilet, Maria Luisa Cava de Llano, Joaquín Cotoner y Adolfo Villafranca. Félix Pons repetía por el PSOE y, por primera vez, llegó a las Cortes Antoni Costa.

El «4-3» se repitió en 1996: 194.859 votos para el PP (Eduardo Gamero, María Luisa Cava de Llano, Juan Cristóbal Franco y Pedro Cantarero) y 155.244 para el PSOE (Teresa Riera, Albert Moragues y Antoni Costa).

El mejor resultado de los populares fue el de las elecciones generales de 2000. Contra todo pronóstico, el Partido Popular casi llega al 54% del total de votos al conseguir 214.348 sufragios y cinco de los siete escaños. Las últimas elecciones, las de hace cuatro años, pudieron ser las primeras en romper con el bipartidismo. EU, Els Verds, PSM y ERC se presentaron como Progressistes. Todo apuntaba a que esa opción se quedaría con el octavo escaño que ganaba Balears por el aumento de la población. El PSOE se conformaba con recuperar el tercer escaño perdido. Pero logró cuatro. Medió sangriento el 11-M.