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Mañana se conmemora el tradicional Día del Trabajador, un Primero de Mayo en el que las dos grandes centrales sindicales han convocado una manifestación unitaria bajo el lema de la igualdad, el salario y la vivienda digna; temas de indudable actualidad no sólo en el terreno laboral, también en el social.

La que antaño era una jornada reivindicativa ahora se ha convertido en un día de asueto, festivo, aunque ello no significa que haya perdido su valor para la clase trabajadora; en especial en un período de incertidumbres económicas. Este Primero de Mayo abre un período desconocido en los últimos años en España, toda vez que uno de los grandes peligros de los trabajadores, una de sus principales preocupaciones, el paro, vuelve a crecer. De hecho, para los próximos meses ya se vaticina que superará los dos dígitos, una muy mala noticia de la que, casi con total seguridad, los sindicatos se tendrán que hacer eco.

En el caso de Balears, las centrales sindicales reclaman que se materialice el Pacte per l'Ocupació suscrito con el Govern en noviembre del pasado año, plazo lo suficientemente amplio para que ya comiencen a verse los primeros resultados.

La reclamación de una vivienda digna es más oportuna que nunca. Los sindicatos piden soluciones para uno de los temas que más preocupan a la sociedad española: el acceso a la vivienda. La subida de los tipos de interés y la amenaza del paro es un cóctel muy peligroso que los responsables políticos, tanto en Madrid como en Palma, deben tratar de desactivar cuanto antes. En todo caso bien está que los representantes de los trabajadores dejen oír su voz en las calles de las principales poblaciones de Balears, que no se diga que no lo habían advertido.