La hermana de la princesa Letizia, Telma, ha vuelto a traer al ruedo de la actualidad el eterno conflicto de intereses entre los famosos y los periodistas de algunos medios de cierta prensa del corazón que, de unos años a esta parte, han ido demasiado lejos en sus planteamientos y formas de trabajar, vulnerando en no pocas ocasiones el derecho a la imagen y a la intimidad de personas populares.
La Justicia "de forma rapídisima en esta ocasión" ha desestimado las pretensiones de la demandante, que denunció a más de cincuenta medios de comunicación por el acoso «insoportable» que viene sufriendo desde que se hiciera pública la relación de su hermana con el príncipe Felipe solicitando además medidas cautelares sin sentido.
Ha actuado con sentido común la jueza al proteger el derecho a la información de los medios de comunicación, aunque en este caso concreto habría que establecer diferencias entre unos y otros. No todos los medios acosan y, desde luego, no todos viven de la exhibición pública de las vidas privadas de los famosos. Los medios serios se destacan, precisamente, por el escrupuloso respeto a los personajes, hayan o no vendido con anterioridad exclusivas sobre acontecimientos puntuales de su vida privada. Por eso llama la atención que Telma Ortiz hiciera una denuncia colectiva contra medio centenar de medios, mezclando a unos con otros.
De cualquier forma, hay que aceptar que la hermana de la princesa es, de alguna manera, un personaje público "no olvidemos que su condición de hermana le ha reportado algunos privilegios", lo que conlleva salir en la prensa en determinados momentos en función de algún hecho noticiable de interés general. No obstante, ello tampoco justifica la actuación de algunas agencias de prensa y programas de televisión que basan su negocio exclusivamente en la persecución y, a veces, el acoso de personajes famosos.
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