Accidentes como el ocurrido el pasado 20 de agosto en Barajas, la inmigración y la reagrupación familiar, los litigios por herencias o incluso las series de televisión han creado en la sociedad balear la necesidad de hacerse pruebas de paternidad, tanto que estos análisis se han duplicado en la última década.
En la comunidad se realizan actualmente una media de cinco análisis al mes y las consultas de ciudadanos sobre las pruebas de identificación de ADN se han multiplicado por cinco en los últimos diez años, según datos aportados por el Laboratorio de Genética de la Universitat de les Illes Balears (UIB).
Este centro fue pionero en realizar este tipo de pruebas en el archipiélago y aún hoy es el único en la comunidad que las practica con todas las garantías que exigen los organismos internacionales.
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La doctora Misericordia Ramon relaciona este «notable incremento» de la demanda a la divulgación de las posibilidades del ADN tanto por series de televisión, «como CSI o Bones», como por «imágenes más dramáticas, como el accidente aéreo de Barajas», en el que fue necesario analizar el ADN de los fallecidos para poder identificarlos.
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