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ALEX CABOT
Las monjas dominicas de la Orden de Predicadores del Convent de Santa Catalina de Sena dejan Mallorca 349 años después de que las primeras fundadoras de esta orden vistieran los hábitos en el convento que se encontraba, entonces, en la calle de San Miquel en Palma.

Las hermanas han tomado una decisión forzada por la avanzada edad de la mayoría de ellas, las cuales parten al convento de Sant Cugat del Vallés (Barcelona) para poder «llevar una vida comunitaria», explicaba uno de los hermanos dominicos. Ahora las hermanas formarán una comunidad más numerosa junto con otras, procedentes de otras comunidades, que también se trasladan a San Cugat del Vallés.

Y es que no corren los mejores tiempos para la mayoría de las congregaciones religiosas porque cada vez son menos las personas de nuestra sociedad que optan por una vida religiosa. «La juventud ya no opta por este tipo de vida» reconocía otro hermano dominico.

Las monjas dominicas de Mallorca se despidieron ayer en una eucarisitía en el mismo Convent de Santa Catalina de Siena, junto al polígono de Son Castelló, que fue presidida por el obispo de Mallorca, Jesús Murgui. La iglesia del convento se llenó minutos antes de que diera comienzo la celebración religiosa con agradecimientos a los allí presentes.

Representantes de distintas órdenes religiosas y familiares de las monjas dominicas quisieron estar presentes en la despedida a la presencia de esta orden en Mallorca, la cual se remonta al año 1659, fundada hace 800 años.

Cabe recordar que el primer convento de las dominicas lo ocupa en la actualidad el centro comercial de Los Geráneos, en Palma.