Una de las jovencitas, ofreciendo los típicos buñuelos a los músicos de la 'rondalla' tras su actuación.

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Un año más, la festividad de las Verges fue celebrada en toda Mallorca y, concretamente, en Palma en algunas barriadas. La climatología acompañó y las tunas y rondalles pudieron realizar sus serenatas sin contratiempos, ya que la Nit de les Verges es propicia para rondar a las niñas y jóvenes.

Hace unas décadas, el padre solía contratar una rondalla -grupo de jóvenes con sus guitarras, bandurrias y laúdes- para que dedicara una serenata a su hijita, cuyas canciones solían ser Carita de ángel o Las mañanitas. También los novios solían ir con una rondalla a visitar a la novia para cantarle una romántica canción. En ambos casos los músicos eran obsequiados por las familias con buñuelos y mistela.

La merma de rondalles y también la poca afición musical que se inculca en las escuelas por los intrumentos de cuerda hizo que los chicos a pleno pulmón fueran a cantar -es un decir- a sus amigas el siempre socorrido Clavelitos. Pero como en todo, siempre hay excepciones, y la fiesta de las Vírgenes se celebró ayer noche con serenatas, buñuelos y mistela.

La rondalla del Judo Club Palma empezó pronto y su primera serenata fue para las hijas y amiga de los socios, cantándoles La Aurora, Abre el balcón, y Las Mañanitas. Los músicos degustaron después los típicos buñuelos y vino dulce.

La Tuna de Mallorca celebró las Verges en Palma y en Esporles cantando Clavelitos, Fonseca y Despierta, para la gent gran en el transcurso de una fiesta en la que no faltaron los buñuelos. Uno de sus integrantes, Jaume Serra, señaló que «la tradición de las serenatas se mantiene. El precio de una serenata fuera de Palma es de 150 euros, pero en Ciutat es algo más barata. Eso sí, cantamos todo lo que nos piden».