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LL. GARCIA/J.SITGES/C.RUIZ/M.BONNIN
En la Part Forana, las consecuencias del apagón las vivieron especialmente los usuarios del tren y los conductores de los municipios más grandes, aunque los pequeños comercios, bares y restaurantes también debieron ingeniárselas para que no faltara luz. No fue un buen día para el tren, con la festividad del Dijous Bo por medio, ya que los afectados se multiplicaron. La circulación de las líneas de Inca, sa Pobla y Manacor se complicó a partir de las 15 horas, cuando se agotó la reserva eléctrica y los cambios de aguja se tuvieron que hacer de forma manual, donde no había luz. Esto produjo retrasos en todas las líneas. Además, durante el apagón se tuvo que utilizar el sistema telefónico de frenado en lugar del automático lo que ralentizó la circulación.

Asimismo, dos trenes del Ferrocarril de Sóller que tenían que cruzarse a la altura del Pujol den Banya se quedaron inmovilizados. El que se dirigía hacia Palma se quedó dentro del túnel 500 y el otro, compuesto por una decena de vagones, en el mirador del Pujol, donde se había parado a esperar al primero. Una máquina de maniobras diesel tuvo que empujar el tren que se encontraba dentro del túnel hasta la estación de Sóller, y seguidamente pudieron volver donde se encontraba el otro tren para hacer lo mismo. Algunos pasajeros tuvieron que esperar unas tres horas dentro de los vagones.

En Manacor y en muchos de los pueblos de Mallorca el caos fue únicamente circulatorio porque los semáforos dejaron de funcionar. El corte de electricidad dejó también a muchas personas atrapadas en ascensores.