Un ambiente intercultural, fiel reflejo de las 23 nacionalidades representadas, prevaleció ayer en la Escuela Superior de Turismo de Balears con motivo de la celebración de su II Jornada Gastronómica.
Un evento con sabor internacional (España, Francia, Andorra, Portugal, Italia, Gran Bretaña, Holanda, Alemania, Grecia, Polonia, Rumania, Bielorrusia, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Republica Dominicana, Bolivia, Perú, Estados Unidos, y Camerún) y que, según indicó la directora del centro, María José Moreno, tiene por objetivo plantear la integración con un producto alternativo al habitual de sol y playa. Así, entre los 35 platos con sabor internacional elaborados y presentados por los alumnos no faltaron otros muy representativos de la cocina balear como el frit de matances, la , el tumbet, el conill amb seba, o el pa amb sobrassada, junto a otros de proyección nacional.
Destacó la cantidad de platos típicos de Bulgaria, una circunstancia que denota el elevado número de estudiantes de ese país, que aseguraron haber aprendido su elaboración gracias a las enseñanzas trasmitidas por sus abuelos. En Mallorca, indicaron, «podemos continuar vinculados a nuestra cultura y sabor gracias a las tiendas búlgaras existentes en la zona de Cala Major, que venden los condimentos». Asimismo, todos aseguran haber probado la mayoría de los platos mallorquines durante sus tres años de residencia en la Isla.
Entre los platos presentados, se pudo ver desde el sarmi (arroz con carne y hojas de col) y la pita (pan con queso y sesamo) búlgaros, a la pastaflora argentina, la papa a la huancaina peruana, la arepa colombiana, la empanada boliviana, la pankake americana, la quiche lorraine francesa, la fleischkudile mit kartoffelsalat alemana, y ya en nuestras fronteras, los calamares rellenos, el queso Idiazábal con membrillo y nueces vasco, las migas y, cómo no, la tortilla de patatas.
Por su parte, Moreno propuso promover las rutas gastronómicas como producto turístico siguiendo iniciativas como la feria de tapas, cuyo éxito está asegurado al ser un producto español muy conocido a nivel internacional. Una oferta, en su opinión, muy apropiada para el turismo de congresos y que además debe contar con una ruta enológica. En este aspecto, los vinos estuvieron ayer representados por las Bodegas Macià Batle.
Gabriel Alomar
(texto y foto)
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