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Los musulmanes de Balears iniciaron ayer la llamada fiesta grande o del Sacrificio, la mayor fiesta de su calendario lunar, conocida popularmente como fiesta del cordero y que tiene lugar tras el peregrinaje anual a La Meca.

Más de 2.000 musulmanes asistieron a las 8.30 de la mañana al Palma Arena para rezar la oración ataviados con sus mejores ropas. Tras las palabras del imán, los asistentes se besaron en señal de hermanamiento y felicitaron por la fiesta, en unas fechas en las que los cristianos se preparan para celebrar la Navidad. Además de muchos niños, destacó la asistencia de muchas mujeres.

Tras la oración llegó el momento de la matanza del cordero, un ritual que lleva a cabo el padre de familia y que se hace siguiendo el rito Allah. Algunos mataderos abrieron ayer para facilitar el trabajo, según nos explicó Lounis Meziani, presidente de la Federación Islámica de Balears. El cordero debe degollarse de un corte limpio para que no sufra y con la cabeza mirando a La Meca.

Desollado el cordero, empieza el trabajo de las mujeres. Tras quitarse la ropa de fiesta, limpian de forma concienzuda las tripas y despojos del animal. Con las vísceras preparan condimentados pinchitos a la brasa, la cabeza la hacen hervida, sazonada con aceite y comino. La costumbre es comer las partes de casquería durante el primer día, mientras el resto del cordero se consume en los días siguientes asado, frito o guisado, acompañado por cuscús y rematado por dulces a base de almendra, pistachos y miel, entre otros ingredientes.

Meziani destaca que es obligación regalar tres partes del cordero a los más necesitados. Durante la fiesta, que dura dos o tres días, es costumbre que los niños reciban vestidos y zapatos nuevos, así como caramelos en las visitas que realizan unas familias a otras para felicitarse.

Lydia E. Corral

Foto: Borja Cerdà