El 13'7% de la población de Balears tiene 65 o más años, lo que nos convierte en la segunda comunidad menos envejecida del Estado, ya que sólo son más jóvenes en Canarias, además de en Ceuta y Melilla. Esta cifra nos sitúa tres puntos por debajo de la media nacional, que es del 16'66%. Además, Balears presenta una de las tasa de dependencia con respecto a la población en edad activa más bajas, del 19'5%, de nuevo sólo superada por Canarias y las dos ciudades autónomas (la media nacional es del 24'5%). Todo ello según el Anuari de l´Envelliment Illes Balears 2008, elaborado por primera vez por la Càtedra de Gerontologia Educativa i Social de la UIB y presentado ayer.
Esta posición «privilegiada», explica el estudio, se debe al intenso flujo inmigratorio de los últimos años -sobre todo por la llegada de mujeres en edad de procrear-, que ha contribuido a retrasar en las islas el proceso de envejecimiento que afecta, en general, a todos los países desarrollados. Pero, advierte el informe, el momento en que la pirámide se verá más afectada será cuando las generaciones nacidas entre 1960 y 1981 (baby boom) inicien la transición al grupo de gente mayor.
Y apunta que esta realidad plantea serios retos sociales, como son la sostenibilidad del sistema de pensiones y de la seguridad social, del mercado de trabajo y el incremento de la demanda sanitaria y social.
Con respecto a esta última, el estudio sitúa a Balears por debajo de la media nacional en cuanto a recursos y cobertura de los servicios sociales. Así, por ejemplo, indica que el número de plazas para asistidos o dependientes de las Islas (que representan el 39'30% del total de 3.868 plazas residenciales) es más bajo que el de las plazas para válidos o no dependientes «lo que no sucede en ninguna otra comunidad».
A modo de resumen, el informe concluye que si bien las personas mayores de nuestra comunidad «tienen una calidad de vida aceptable, las pensiones son de las más bajas del Estado (688'37 euros de media), se carece de recursos sanitarios específicamente geriátricos y los recursos sociales aún son escasos». Todas estas cifras actualizadas «serán útiles a la hora de tomar decisiones tanto técnicas como políticas que afectan a las personas mayores, reconoció ayer la consellera d'Afers Socials, Immigració i Promoció, Josefina Santiago.
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