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El presidente de la Confederación de Agrupaciones Empresariales de Balears (CAEB), Josep Oliver, dio ayer en la diana a la hora de marcar la hoja de ruta para solventar la actual crisis económica que afecta a Balears, que afecta también al resto de autonomías y a la propia economía internacional. La presentación del informe de coyuntura de esta patronal mostró una radiografía un tanto pesimista por la evolución habida en los indicadores productivos en 2008, pero también dejó claro que vivimos del turismo y que gracias a ello no estamos en una situación aún peor. Hay muchos factores exógenos que no se pueden controlar, caso de los vaivenes en el precio del barril de petróleo, pero hay otros, en este caso a nivel interno, que sí pueden paliar el actual estrangulamiento económico. A la espera de la vuelta a la calma de los mercados financieros, en lo que todos coinciden, tanto la CAEB como el propio presidente del Govern, Francesc Antich, es que son necesarias reformas estructurales para «superar estos baches y facilitar financiación a las empresas», como apunta muy acertadamente el presidente de la patronal. Son estrategias sencillas, pero complejas de llevar a la práctica, de ahí que el consenso entre todos los agentes sociales, partidos políticos e instituciones, es vital. No extraña que los empresarios pidan un nuevo ámbito fiscal, para incentivar el crecimiento de la inversión y el empleo en las Islas, así como una menor burocracia administrativa y más agilidad en su tramitación. Está bien apostar por un modelo de crecimiento más estable, más competitivo y más sostenible, pero hay que generar confianza y tener un marco jurídico seguro. Los empresarios cuentan con el apoyo del Govern y la fórmula que todos ellos manejan para salir de la crisis es muy diáfana: ganar la batalla de la competitividad, cueste lo que cueste.