Una representación del equipo de gobierno, formada por la teniente de alcalde de Comerç, Joana Maria Borràs; la regidora de Urbanisme, Yolanda Garví; el regidor de Mobilitat, Joaquín Rodríguez; el regidor de Infraestructures, Francisco Donate, y la regidora de Igualtat i Drets Cívics, Cristina Ferrer, del PSOE, se reunió ayer por la tarde con comerciantes y vecinos de la calle Blanquerna, en el salón de plenos de Cort, para explicar el proyecto de eje cívico Blanquerna-Cotlliure, al que, en su actual diseño, se oponen la mayor parte de residentes y comerciantes de la zona, como volvió a quedar demostrado en el transcurso de la reunión, en la que hubo una cierta tensión en algunos momentos.
Dicho eje tendrá una longitud total de 1.870 metros, si bien en principio este año sólo se actuará en el tramo de Blanquerna comprendido entre la avenida Comte de Sallent y la calle Ticià, que tiene una longitud de 440 metros.
La intervención en dicho tramo supondrá, en principio, la pérdida de 231 plazas de estacionamiento en la zona, si bien los citados ediles indicaron ayer que este proyecto aún puede sufrir modificaciones con las aportaciones que puedan hacer comerciantes y residentes.
En este sentido, podrán ser presentadas sugerencias a lo largo de los próximos 15 días, tras los cuales habrá una nueva reunión.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Blanquerna, Elena Bautista, dijo que la reunión no había servido «para nada», y que no se había llegado «a ningún acuerdo». Además, mostró su escepticismo sobre la posibilidad de que sus sugerencias sean escuchadas. «La calle se peatonizará de todas formas», lamentó.
Horas antes, la alcaldesa de Palma, la socialista Aina Calvo, había afirmado que con este proyecto se quiere conseguir que Blanquerna sea «un polo de atracción» y que esté «en primera fila de la competitividad».
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