Colorido junto a la catedral de Palma.

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El Atiarfoc puso ayer el broche a las fiestas del patrón de Palma, Sant Sebastià, una fiesta pasada por agua. Unas 86.000 personas, según fuentes de Cort, participaron activamente en los pasacalles de las besties de foc y los dimonis y en el espectáculo pirotécnico del Parc de la Mar, que no contó con la actuación de la cantante María del Mar Bonet a causa de la lluvia. El punto débil del espectáculo fue la mala visibilidad en el Parc de la Mar, donde estuvieron 50.000 personas.

El primer pasacalles comenzó a las 18.30 horas. Las bèsties de foc salieron de la confluencia de la Avinguda Gabriel Alomar i Vilallonga y la autovía del Llitoral de Llevant, variando el recorrido previsto desde sa Faixina a causa del temporal de viento que había sufrido Mallorca el viernes.

Un más que breve recorrido, que obligó a las bèsties y a los tamborers a hacer una batucada 'eterna', desde las 19.00 hasta las 21.00 horas. Según Cort cerca de 15.000 personas siguieron este pasacalles.

Las collas de dimonis comenzaron a bailar acompañadas de numeroso público a las 18.45 horas desde la Costa de la Sang. En éste cercavila, según las citadas fuentes, participaron unas 17.000 personas.

El pasacalles estuvo acompañado de una buena puesta en escena; todo el recorrido, desde la Misericòrdia y Passeig Sagrera hasta el Parc de la Ma, estuvo ambientado con una iluminación especial. La de las fachadas del Teatre Principal y el Gran Hotel, el Castell de Bellver; el interior y la fachada de la Seu también dejaban traslucir el color rojo a través de los vitrales. Asimismo, al paso de los demonios y bestias se situaron platos, bidones y olles de foc.

Pólvora
Anoche, en forma de fuegos de artificio, se quemó en menos de veinte minutos media tonelada de pólvora. Según explicó Albert Rovira, responsable del pirotécnico, fue pólvora mezclada con todos los colores, que ascendió al cielo en forma de cometas y bengalas, o estalló como volcanes, o brotó en forma de fuente, o explotó sobre el agua del Parc de la Mar, o corrió sobre su superficie de un lado a otro.

Media tonelada distribuida en cargas de forma alargada, repartidas en 17 puestos de disparo controlados por ordenador que transmitía la orden de fuego a través de cerca de dos mil metros de cable de señal. Explosiones controladas en todos los aspectos, incluido el del ruido. Porque si el año pasado hubo tirón de orejas por haberse pasado en decibelios, anoche se procuró no sobrepasar nunca los 100, que son los permitios. Todo este dispositivo lo montaron a pie de muralla seis empleados de la pirotecnia catalana Igual, fundada en 1880, en tres días.

El espectáculo se pudo seguir a traves de cinco grandes pantallas, a pesar de que la que estaba situada en el Parc de la Mar se quedó sin señal, justo cuando comenzaba el piromusical. Para la mayor parte de las personas que estaban allí fue literlamente imposible ver el espectáculo completo. lC. Agustín, P. Prieto, M. Díaz Fotos: J. Torres, S. Amengual, P. Pellicer, J. Lladó