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La reforma que quiere llevar a cabo el Ajuntament en la calle Blanquerna no sólo ha puesto en pie de guerra a la mayoría de los comerciantes sino también a buena parte del vecindario. Aunque el fondo es el mismo, existe algunas diferencias entre el parecer de los comerciantes y de los vecinos. Éstos últimos no sólo ven con cierto escepticismo la peatonalización de la calle, sino que están totalmente en contra de la actuación que supondrá la perdida de más de doscientas plazas de aparcamiento, algo que parece imposible de asumir por aquéllos que tiene coche y que ven cómo se les crea un problema de difícil solución a corto plazo. «Perder una plaza de aparcamiento es complicado para muchos "nos dicen los vecinos" ya que nos obligaría a tener que buscar un párking por la zona y hacer un desembolso que en estos tiempos no es la mejor opción para muchos bolsillos».

Tampoco parece factible por el momento la solución parcial que Cort propone a los vecinos, que es alquilar por un módico precio plazas en uno de los aparcamientos subterráneos de la zona, esta solución tampoco convence a los ciudadanos, ya que se verían obligados a utilizar el párking en unas determinadas horas y tener que arreglárselas de otra forma en otras horas del día. «La zona ya está lo suficientemente mal de plazas de aparcamiento como para prescindir de más de dos centenares. En la actualidad resulta un calvario encontrar aparcamiento a determinadas horas como para poder hacerlo dentro de unos meses si desaparecen los estacionamientos de Blanquerna. No sabemos qué quieren que hagamos con nuestros coches», nos dicen algunos de los vecinos encuestados.

De momento la situación parece estar en punto muerto después del último pleno municipal, aunque lo que sí parece que tienen los vecinos claro es que las obras se llevarán a cabo, al estar previstas dentro del paquete de ayudas que el Gobierno de Madrid concede a los ayuntamientos para paliar la crisis, algo con lo que tampoco están muy de acuerdo los vecinos. «Las obras que se quieren realizar durarán unos meses y pocos serán los que se beneficien de ellas, mientras que si los comercios no van bien, no sólo perderemos plazas de aparcamiento previstas en la reforma de la calle, sino que también se perderán puestos de trabajo muy importantes en las circunstancias en las que nos encontramos. Este tipo de decisiones hay que pensarlas muy bien y sobre todo hablar con los interesados, que son los que conocen la realidad, no tomar decisiones a la ligera que pueden causar un daño irreparable a una comunidad de vecinos», comentaban algunos de los encuestados.