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El pasado mes de febrero, la Regidoria de Benestar Social del Ajuntament de Palma puso en marcha el nuevo 'Servei de guarda i suport a l'aparcament'.
Según explicó el teniente de alcalde de dicha área, Eberhard Grosske, del Bloc, el pasado 27 de febrero, durante seis meses un total de 21 personas trabajarán en este nuevo servicio, que nace con criterios de «inserción laboral», y que si diera buenos resultados, podría prorrogarse. Dichas personas tienen un horario de 08.00 a 15.00 horas, de lunes a viernes, y cobran un sueldo neto de unos 1.000 euros al mes, que es sufragado por el Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB).

Jaume Bonnín, de 55 años de edad, es uno de los operarios del nuevo servicio. Estos días está trabajando en el Passeig Mallorca, junto con otro compañero. Antes trabajaba en una gasolinera. Tiene cinco hijos y un nieto.

Bonnín está muy contento con su nuevo trabajo, y recuerda que su función no es sólo la de ayudar a los ciudadanos a encontrar un aparcamiento, sino también, por ejemplo, ayudar a personas mayores o con algún tipo de discapacidad, recoger reclamaciones y sugerencias ciudadanas, facilitar información o comunicar posibles incidencias al 112.

Preguntado sobre la posible existencia de conflictos con los antiguos 'gorrillas', indica que pasados los primeros días, ahora ya no se dan, excepto en la zona del Hospital de Son Dureta. En la zona del Passeig Mallorca, los antiguos 'guardacoches' acuden a la zona por las tardes, cuando Bonnín y su compañero ya han finalizado su jornada laboral.

En la Plaça del Mercat estaba previsto que hubiera también operarios del nuevo servicio municipal, pero Benestar Social cambió de opinión, al comprobar que allí hay un antiguo 'gorrilla' que es muy querido en la zona, José Manuel Navas, de 39 años de edad, que lleva dos años trabajando en dicha plaza.

Durante veinte años trabajó en el sector de la construcción, pero una artrosis en la rodilla izquierda le obligó a buscar otra ocupación. Navas gana entre 20 y 25 euros al día, y le gusta sentirse querido por los vecinos y trabajadores de la zona. «Me gustan la libertad, la bondad, el respeto y la educación», señala, y sólo le pide a la vida poder seguir valiéndose por sí mismo y mantenerse con lo que gana trabajando.

En la Plaça de l'Hospital trabajan estos días dos operarios del nuevo servicio, José antonio Borràs, de 44 años, que antes trabajaba de autónomo, y Francisco Morales, también de 44 años, que trabajaba en el sector de la construcción.

Ambos llevaban un tiempo prolongado sin encontrar un empleo, por lo que valoran esta experiencia de una forma muy positiva, a la vez que se sienten bien de poder realizar un trabajo que «sirve para ayudar a la gente». Su mayor preocupación en estos momentos es que sus contratos acaban el 29 de julio, y aún no saben si, finalmente, dicho servicio tendrá o no continuidad. «Ojalá sea que sí», señala Borràs.