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LAURA MOYÀ «Creo que es posible cambiar la sociedad, que los niños pueden crecer en un clima bueno. Nadie nos puede quitar la esperanza ni la ilusión». Quien habla es Bartomeu Suau, vicario de la parroquia de sa Indioteria desde 1979 y, desde ayer, la primera persona en recibir el Premi Batle Emili Darder a la Convivència i al Civisme instaurado por el Ajuntament de Palma.

Suau quiso destacar que el galardón no era para él, sino «para todos los jóvenes que han trabajado durante los últimos 30 años y han creído que es posible» el cambio. «Se lo merecen», resumió el premiado. Aun así, sí reconoció alegrarse en parte por una cuestión personal: «Estoy cansado de que hablen mal de los párrocos y que la gente nos pise», reconoció.

El galardón nació para reconocer a aquellas personas o entidades que realizan acciones y proyectos para la mejora y la promoción del diálogo, además de para la prevención y la erradicación de la violencia y la defensa de los derechos cívicos. «Suau es un referente de un barrio esencial, ha sabido convertirse en el párroco de la comunidad creyente y de la no creyente», dijo la alcaldesa Aina Calvo.

El Ajuntament está trabajando en el acto de entrega del premio, que se está diseñando de forma conjunta con el galardonado. Mientras llega ese día, Suau dio a conocer qué hará con el premio, que está dotado con 6.000 euros: «Ya está gastado. Hemos tenido que reestructurar el club para adaptarnos a la normativa de accesibilidad, lo que ha supuesto un desembolso bastante elevado», dijo Suau. «Todo lo social es un pozo sin fondo», reconoció el homenajeado en referencia a la constante necesidad de recursos para poder llevar a cabo cualquier proyecto.

Bartomeu Suau ha puesto en marcha desde que es rector de sa Indioteria más de 150 actividades para diferentes colectivos, en la que han intervenido más de 3.000 personas. ¿Su última iniciativa? Que los jóvenes de sa Indioteria no se queden sin poder asistir al campamento de verano por culpa de la crisis. «Estamos dedicando todos nuestros esfuerzos para que nadie se quede sin poder ir».