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GABRIEL ALOMAR En el marco del bicentenario de la Guerra de la Independencia, la Comandancia General de Balears organizó el pasado día 6 de mayo un acto de homenaje a las tropas imperiales napoleónicas víctimas de su encarcelamiento en Cabrera.

El acto se celebró ante el monolito levantado en 1847 a iniciativa del príncipe de Joinville y en memoria a las penurias sufridas por alrededor de 7.000 soldados galos confinados en la isla entre los años 1808 y 1814, como consecuencia de la capitulación de Andújar.

En la actualidad, la piedra que forma este recordatorio sufre el efecto de los graffitis realizados a lo largo del tiempo por las personas y tropa que han pasado por el lugar a lo largo de más de un siglo.

Restauración
Con el propósito de solventar este inconveniente, el Club Rotary Palma Almudaina, a través de su representante el doctor Alfonso Ballesteros, presentó un proyecto basico para la restauración del monumento con una placa conmemorativa en piedra de Santanyí a cargo del arquitecto Odón Esteban, con la inscripción «In memoriam 1808-2008» y el anagrama del Rotary Club. La obra contemplaba la limpieza mediante métodos mecánicos y químicos de la capa de organismos vegetales, adherida a toda la superficie. El tratamiento incluía la impermeabilización de la piedra y el rascado de la valla perimetral de hierro. Asimismo, se preveía el rascado de la base y su repintado.

Sin embargo, según el doctor Ballesteros, «todo han sido inconvenientes por parte de la dirección del Parque Nacional. Incluso nos han dicho que los graffitis podían tener su interes, como si tuvieran un valor histórico».

La restauración debía coincidir con el acto castrense en memoria de los soldados prisioneros fallecidos realizado en presencia de una unidad de la Armada española y otra de la Marine Nationale francesa.

La aciaga historia de los soldados franceses en Cabrera comenzó a raíz de la derrota en Bailén de los ejércitos napoleónicos. En principio y a raíz de las negociaciones pertientes debían tener un destino bien distinto al preverse su retorno a Francia. Lo que no ocurrió, siendo trasladados en condiciones deplorables a Cabrera. En la isla padecieron hambre, enfermedades y unas míseras condiciones de vida. Aquel cautiverio se prolongó por espacio de cinco años, un tiempo en el que se produjeron intercambios de prisioneros y alguna fuga, de las cuales una con cerca de veinte cautivos, quienes llegaron en barca a Barcelona. En total se produjeron 3.400 bajas. A cambio de su confinamiento, las Balears recibieron una serie de compensaciones defensivas y económicas. El tratado de paz de 1813 entre Napoleón y Fernado VII puso fin a aquel infierno en el otoño de 1814.